martes, 26 de abril de 2011

PRESION ARTERIAL

La gradiente de presiones que crea el trabajo cardíaco entre la parte inicial (aorta, grandes arterias) y terminal (aurícula derecha) de la circulación sistémica, está íntimamente relacionada con la elasticidad y diámetro de los vasos sanguíneos, cayo diámetro y grosor puede apreciarse en la figura 49. La presión arterial depende básicamente de tres factores:
1. De la fuerza contráctil del ventrículo izquierdo.2. De la resistencia que los vasos, especialmente las arteriolas, ofrecen al flujo.
3. De la elasticidad de la pared de las arterias

Basta la alteración de uno de estos factores para que se modifique la presión arterial y consecutivamente el trabajo del corazón.
Si la elasticidad de las arterias se mantiene constante, la presión arterial dependerá predominantemente del volumen sistólico y de la resistencia periférica. El aumento de la presión en las arterias se denomina hipertensión y su disminución, hipotensión. La hipertensión puede ser causada por cambios fisiológicos
(trabajo muscular, estados emocionales, por ejemplo) o bien por alteraciones patológicas de las paredes las arterias, como arteriosclerosis y otras enfermedades. Se comprende fácilmente que el aumento del volumen sistólico se traduce predominantemente en una elevación de la presión sistólica, mientras que la diastólica no se modifica o lo hace sólo en grado insignificante. Por el contrario, el aumento de la resistencia periférica, aun cuando el volumen sistólico se mantenga constante, elevará predominantemente la presión diastólica, sin influir significativamente sobre la sistólica.
Además de estos factores principales, otros de menor importancia, como la viscosidad de la sangre, pueden modificar la presión arterial. El aumento de la viscosidad eleva la presión arterial. La mayor viscosidad de la sangre se produce, generalmente por un aumento del número de los eritrocitos y/o de las proteínas plasmáticas.
La medición de la presión arterial en la clínica, se efectúa mediante aparatos que constan de un mango insuflable que se coloca alrededor del brazo del individuo y que está conectado mediante un tubo de goma con un manómetro aneroide o de Hg. Al insuflar gradualmente el mango, llega un momento en que la presión en su interior sobrepasa la presión en la arteria humeral, produciendo su oclusión con la consecutiva detención del flujo sanguíneo y desaparición del pulso de la arteria radial. Al desinflar ahora lentamente en mango hasta que la presión en él se torne inmediatamente inferior a la presión sistólica, fluirá sangre durante el sístole y reaparecerá el pulso. Está presión en el mango corresponde prácticamente a la presión sistólica
Por otra parte, el flujo de la sangre durante el sístole origina vibraciones de las paredes arteriales y un ruido perceptible mediante un estetoscopio colocado sobre la arteria por debajo del mango. Este ruido se utiliza como indicador de la presión sistólica. Por razones físicas de fácil comprensión, el ruido arterial sistólico aumenta gradualmente al bajar la presión del aire en el mango y luego disminuye hasta desaparecer. La presión de aire en el mango en el momento que desaparece el ruido, corresponde a la presión arterial diastólica.
La inercia de los manómetros utilizados en general (de Hg o aneroides) no permite medir las oscilaciones que la presión arterial sufre en cada ciclo cardíaco. Para medirlas es necesario utilizar manómetros mucho más sensibles. En la clínica es suficiente, en la mayoría de los casos, esta forma de medición de la presión máxima y mínima solamente.
La presión arterial varía con la edad, la posición corporal, el estado emocional, la temperatura corporal y otros factores. El valor normal de la presión sistólica varía en el hombre adulto entre 120 y 140 mm de Hg y la diastólica entre 60 y 90 mm de Hg. En la mujer las presiones son ligeramente inferiores.
Las variaciones de la presión intratorácica producen, por su parte, oscilaciones lentas de la presión arterial media que son sincrónicas con los movimientos respiratorios (variaciones respiratorias). Se deben principalmente a las fluctuaciones del llene ventricular y, por lo tanto, del volumen sistólico, que acompañan a los cambios rítmicos de la presión intratorácica.
La elasticidad y distensibilidad de las arterias, especialmente de la aorta, disminuyen con la edad. Esto produce un aumento de la presión sistólica, lo que compensa la tendencia a un flujo sanguíneo discontinuo, aun cuando no varía el volumen sistólico. A su vez, la disminución de la fuerza contráctil del miocardio puede provocar, por sí sola, un descenso de la presión media por reducción del volumen sistólico.
La resistencia periférica puede aumentar por diferentes causas entre las cuales es de importancia la constricción arteriolar producida por mecanismos nerviosos.
En resumen: la presión arterial representa la fuerza motriz que asegura el flujo sanguíneo desde las arterias hacia las venas, flujo que es continuo gracias a la elasticidad y distensibilidad de las paredes arteriales. La presión fluctúa entre un máximo durante el sístole ventricular (presión sistólica) y un mínimo en el diástole (presión diastólica). La diferencia entre máxima y mínima es la presión diferencial. La presión diastólica más 2/3 de la presión diferencial es la presión media. La presión media depende esencialmente del volumen sistólico, de la resistencia periférica y de la elasticidad de las paredes de las arterias. El aumento de la presión media causado por incremento del volumen sistólico, se debe predominantemente al ascenso de la presión sistólica. Si el aumento de la presión media es producido por incremento de la resistencia periférica, sube especialmente la presión diastólica. La disminución de la elasticidad de la pared arterial aumenta la presión media, primordialmente por elevación de la sistólica.
Se comprende que la disminución de la elasticidad de la pared arterial, en el curso de los años, debe producir forzosamente una hipertensión que afecta predominantemente la presión sistólica.

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Lcda. en Enfermería. Msc.Gerencia de Salud Pública. Diplomatura en: Docencia, Metodología e Investigación, Nefrología y Salud Ocupacional. Actualmente Bacherlor y Master en Ciencias Gerenciales.